El modo de vida

Uno de los primeros “aprendizajes” novedosos es precisamente encontrar respuesta (o respuestas) a esas preguntas. El inicio de la condición parkinsoniana está acompañado de una serie de síntomas, que de a poco aparecen, casi imperceptibles inicialmente.

Es que no solo previo a que me diagnosticaran tener esa “condición parkinsoniana”, incluso tiempo después me surgía la duda, ¿cómo estar seguro que era verdad, que el síntoma al que tantas veces había pensado como el iceberg, es poquito lo que se ve, pero no deja de verse, sigue y sigue en su “estar”.

La tendencia a intentar postergar su llegada con la historia del stress suele ser un argumento contemporáneo, que habla de un modo de vida, que nos define como humanos. Podemos explicar toda enfermedad que se ve, para las que no se ven necesitamos poder nombrarlas.

El cerebro como tal está planificado (armado, construido) como una perfecta máquina, la cual da respuestas, normalmente parecidas, dado que casi siempre hacemos las mismas o muy parecidas preguntas, en los mismos momentos de la vida.

Todos los cerebros pueden portar esa condición.

La curiosidad no es un atributo de unos pocos, como tampoco por ejemplo el placer de estar con quienes nos sentimos más a gusto, que suelen ser con quienes no tenemos grandes diferencias en la percepción del mundo, en las creencias o certezas profundas que no suelen ser reflexionadas, por tanto tampoco desarrollado emociones o valores como la legitimidad en los argumentos de un diálogo.

Todos los cerebros portan esa condición.

Solo hay que usarla.

Preguntas en plural, “desaprobado, vuelva en marzo”

¿Cómo te diste cuenta?

¿Cuáles fueron los primeros síntomas?

¿Qué estudios te hicieron para el diagnóstico?

¿Qué te dijo el médico? ¿Cómo te vio?

¿La medicación sentís que te mejora, que te quita los efectos?

¿Es genético? ¿tuviste alguien en tu familia con la misma enfermedad?

¿Se opera el Parkinson?

¿Cómo es que un cable en el cerebro, que estimula ya no con drogas sino con voltaje supervisado y hace descargas sobre dos electrodos colocados allí, te cura de esta enfermedad?

¿no te curará de esto y te provoca algo peor?

¿duele la operación? ¿cuántos días te internan? ¿conoces alguien que se la hayan hecho? ¿le dio resultado?

Y tantas preguntas (en plural) que atemorizan al más valiente.

Preguntas que me llevaron lentamente, sin prisa, pero sin pausa, a una comprensión de lo que sería y provocaría el Parkinson en mí.

“Historias en plural”

¿Por qué historias en plural?

Porque cada quien que acompañe al leer esta y otras historias singulares las convertirá –literal- queriéndolo o no en historias plurales.

No se trata que la pluralidad le otorgue una existencia superior o una esencia capaz de elevar a lo singular por sobre lo plural. Es una observación hecha desde la superioridad numérica, desde el pensar que cuantos más mejor.

Este espacio que propongo a quien quiera, tiene esa línea argumentativa, demasiado sencilla o poco ambiciosa, tal vez. ¿Muy plural que pueda licuar lo personal?

Plural, de muchos.

Singular, no de diferentes, tampoco de iguales.

Historias singulares que sean capaces de movilizar desde nuestro interior, que nos ayuden a poder usar tiempo en hacer nada (nada más que lo que nos haga bien), poder parar la máquina del hacer permanente, y ahí si el ser parte de esa pluralidad nos permita que cada uno podamos construir singularidades que nos ayuden a vivir mejor.

Inicio este blog compartido con la página con el propósito de ser un espacio de difusión y de información, configuran la concreción de un deseo, de un deseo que se debía concretar y pronto, y se trata que (como lo dice el dicho) como bien nacido se debe ser agradecido.

No se trata de convertir el ser agradecido en una letanía repetida y rutinaria. Sino en un gesto, una palabra, una mano que se acerca silenciosa, una circularidad que lenta y pesadamente inicia el recorrido que no debemos dejar que se detenga, para que pueda más temprano que tarde y con la suma de dos, de tres, de cuatro o más singulares, singulares inéditos puedan si mutar y convertirse. Convertirse en “historias en plural”.